lunes, 3 de octubre de 2011

Kafka en Kukutza

 
El proceso ha sido kafkiano. Un local abandonado que perteneció a un narcotraficante, décadas después, con la colaboración municipal y para un proyecto especulativo, vuelve a una empresa, Cabisa, vinculada a la promotora Castrum Varduliex, a la que un juez de Cantabria impide la construcción de unas viviendas previstas en Castro por manipulación ilegal del proyecto de reparcelación. Un círculo completo para un edificio condenado a pertenecer a empresas del inframundo y que se ha llevado por delante, con el concurso institucional, un proyecto cultural original y exitoso.
Se ha invocado la propiedad privada, y es razonable; pero se oculta que fue obtenida de un pelotazo auspiciado por el propio Ayuntamiento de Bilbao que, en ocasión del Plan General de Ordenación Urbana de 1995 y, desatendiendo a la Asociación de Vecinos de un barrio maltratado que pedía un uso social, recalificó un suelo industrial como urbanizable para mayor gloria de Cabisa que lo había adquirido como suelo industrial por dos perras (2,1 millones de € reza el valor actual en Hacienda). De esa tropelía municipal nace todo. La invocación de la sacrosanta propiedad privada sin límites sociales, no exonera de las responsabilidades que tiene el Ayuntamiento, al que le podían haber ayudado las otras instituciones, para el rescate de un edificio sin daño para el propietario (ni lucro).
A partir de ahí el engranaje automático. La empresa pide el desalojo; el alcalde que anda sobrado pierde el norte del otro Bilbao real con sus declaraciones; el Ayuntamiento otorga la licencia mientras ofrece a Kukutza la migaja de una ayuda para una migración en alquiler; el juez confirma el desalojo solicitado por el Ayuntamiento -la orden de derribo está pendiente- ; el Gobierno Vasco dice que es un proyecto interesante pero el Departamento de Cultura hace de Pilatos, a diferencia del otro Departamento, el de Interior, que pasa a la acción contundente, “profesional y proporcional” según Ares, asolando Errekalde durante un día entero. (Lo ví in situ a las 8 de la mañana del miércoles). A Kafka no se le hubiera ocurrido esta historia.

http://www.kaosenlared.net/noticia/kafka-en-kukutza


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