jueves, 24 de noviembre de 2011

El premio a Sarrionandia desacredita a Lakua


No fue hasta ayer tarde, en vísperas de la entrega de los Premios Euskadi de Literatura 2011, cuando se confirmó que Lakua entregará el importe económico del premio en la modalidad de Ensayo, adjudicado a Joseba Sarrionandia. Todavía a mediodía, la portavoz del Gobierno afirmaba que no habían recibido contestación de la Audiencia Nacional sobre la situación legal del escritor, si bien finalmente se confirmó que no tiene causas pendientes que justifiquen la retención de ese importe. Lo que sí es difícil de justificar es la actuación del Ejecutivo, reteniendo el dinero hasta que Sarrionandia «regularice su situación con la Justicia» o, como afirmó la consejera de Cultura, «hasta que se reinserte».
Esa falta de respeto a uno de los principales referentes de la literatura vasca en todos los géneros, tanto por su incuestionable calidad como por su capacidad innovadora y su aportación a la reflexión, es un insulto a toda una comunidad cultural y social, que asistió con estupor a la decisión del Gabinete de Patxi López que, en su momento, asumió una función que no le correspondía, y luego se ha supeditado gustosamente a criterios ajenos al ámbito literario. Lakua, además, no ha mostrado ahora la «diligencia» de hace unos meses, cuando se dio a conocer el veredicto del jurado, en una actitud tan «prudente» que la tarde anterior a la entrega del premio no sabía si daría el dinero correspondiente al mismo, incertidumbre en la que ha mantenido tanto a la familia del escritor como a su editorial hasta el último momento.
El debate sobre la falta de legitimidad del Gobierno de Gasteiz ha recobrado actualidad tras las elecciones del pasado domingo, cuando esa falta de legitimidad aparece más clara si cabe. La actuación de Lakua ha sido proporcional a esa ilegitimidad y, en lo referente a los premios que entregará mañana, inversamente proporcional a la sensibilidad exigible en materia cultural. El desprecio hacia uno de los escritores vascos más apreciados de este país se ha convertido en su autodescalificación.

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