jueves, 7 de febrero de 2013

Una sentencia da un fuerte varapalo al integrismo católico de extrema derecha


«El Papa es el máximo jerarca de una organización religiosa cuya historia está llena de crímenes y por la que sentimos un fuerte rechazo. Enemiga de la justicia social y del progreso humano, esta institución también es enemiga de la igualdad social» o «enumerar los crímenes de la Iglesia católica desde la Edad Media hasta la actualidad daría como mínimo para miles de páginas». Son afirmaciones que no tipifican como delito tal como pretendían organizaciones de extrema derecha. Tales manifestaciones quedan amparadas por la libertad de expresión y el derecho a la crítica, aunque ésta sea «injusta, sesgada o sectaria» o se incurra en una «falta de respeto a la verdad histórica».

Así al menos lo ha entendido la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha confirmado el archivo de la querella interpuesta por el colectivo extremista «Hazte Oír» contra el sindicato anarquista Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) por el contenido de su campaña «Peligro, que viene el Papa», llevada a cabo con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebró en Madrid en agosto de 2011.

Y es que, afirman sus tres magistrados, las «censuras» a la Iglesia católica con motivo de tal evento estaban justificadas, «por agrias y desconsideradas que sean, o por más que tergiversen los hechos o los valoren de forma abiertamente injustas». El argumento no es otro, a juicio de la Sala, que esas críticas están amparadas por la libertad de expresión, «más todavía cuando se llevaron a cabo con ocasión de unas Jornadas Mundiales de la Juventud y en las que el protagonismo colectivo correspondía a esos jóvenes, católicos en su mayoría, y el individual, al que ostenta la máxima dignidad dentro de la Iglesia católica, el Papa». Y en el que la crítica, añade la sentencia, y de la celebración de las jornadas en sí, «de la visita del Papa, del eventual gasto que ello pudiera suponer, está dentro del derecho de crítica, incluso injusta, sesgada o sectaria, propio de todo sistema democrático».

También rechaza la Audiencia de Madrid que se hubiese incurrido por parte de la CNT en un delito de ofensas a los sentimientos religiosos por calificar a la Iglesia católica como una organización «cuya historia está llena de crímenes y enemiga de la justicia social y el progreso humano». Esta catalogación, destaca la sentencia en este punto, «puede considerarse una falta de respeto a la verdad histórica o una acentuación de los momentos o actuaciones más censurables desde la óptica actual de algunos integrantes o rectores de la Iglesia, con olvido intencionado de todo lo positivo», aspectos que, en todo caso, se incide, «no pueden criminalizarse».

Tampoco merece ningún tipo de reproche jurídico las «censurables expresiones sobre las iglesias que arden, la omnipotencia divina que supone su presencia bajo una defecación o la tacha de gran inquisidor al Papa». En opinión del tribunal, ese tipo de manifestaciones o expresiones no constituyen ningún tipo de «escarnio de creencias, ritos o dogmas», sino que, por el contrario, lo único que se pretende es «tachar de inutilidad a los templos, o pretendidamente ingeniosas reducciones al absurdo».

La campaña de la CNT incluía también el montaje de una imagen de Jesucristo como terrorista suicida, la imagen de un obispo ahorcado y la frase «totus muertos».

La acción del sindicato anarquista se inició contra la Jornada Mundial de la Juventud, « organizada por la secta católica» y para expresar «no sólo la disconformidad contra la visita de Ratzinger, el empleo de fondos públicos para el evento y la cesión de centros educativos públicos, etc. para alojar a los miembros de la secta, sino también contra el rol preponderante de la superstición católica en nuestra sociedad y recordando el nefasto papel que dicha secta ha jugado en la historia».

http://www.insurgente.org/index.php/mas-noticias/creencias/item/3756-una-sentencia-da-un-fuerte-varapalo-al-integrismo-cat%C3%B3lico-de-extrema-derecha

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